Vale.
Tengo que comentaros lo fuerte que son aquí los supers.
Estoy impresionada, si. Impresionada es la palabra.
Tienen de todo, de todo.
Pero lo mejor son las cajeras.
Aquí todo el mundo habla inglés, todo el mundo. Hasta las cajeras del super. Que no digo que no tengan que hablarlo, pero... en Barcelona las cajeras del super no le hablan en inglés a los guiris. ¿No?
El trabajo de cajera es de lo más cómodo. Casi ni tocan el dinero. Tú les pagas con un billete y ellas lo meten por la ranurita de la cantidad que les estés dando, y el cambio te lo coges tú mismo de un aparato que escupe monedas. Es que ni calculan ellas el cambio que tienen que darte.
Y bueno, que si pagas con monedas ya no digamos, que las metes tú mismo en el aparato y punto.
Y llevan guantes.
Pero bueno, que en el H&M también llevan guantes...
Y si quieres tabaco, abren una especie de armario que cuelga del techo, y tú misma te coges el tabaco que quieras. Te sacan un ojo de la cara y ya te lo han cobrado.
Pero es gracioso.
Y hay internet en el super.
Y puedes comprarte chucherías con las bolsas típicas de comprar chucherías. Las de papel, esas chiquititas.
Bueno, y lo del pan... Lo del pan es increíble, hay miles de panes diferentes. Miles. Pero miles. Una sección sólo de panes. De todos los tipos, formas y sabores.
Igual que el agua. Agua de todos los sabores del mundo.

Por lo demás, el super es como los de Barcelona.
Jijiji.