viernes, 30 de noviembre de 2007


Cosas como ir a la revisión médica a las 10 de la mañana en mi día de fiesta, sabiendo que me van a sacar sangre, son las que hacen que me de cuenta de que ya soy capaz de hacerlo todo sola.
En otro momento, seguro, segurísimo, hubiera pedido a alguien que viniera conmigo. Por miedo, por esa pereza que me dan a mi estas situaciones, por un montón de razones.
Pero hoy, me he levantado, me he duchado y me he ido con mi bolso-maletín-de-maquillaje decididísima.
El que me saquen sangre siempre me ha dado pánico, no sé bien bien por qué, porque lo cierto es que una vez me lo hacen casi ni me entero, pero no me gusta. Como tampoco me gusta ir al médico, claro (que eso, exceptuando a mi hermana, me parece a mi que no le gusta a nadie).

Y bueno, la verdad es que, después de comprobar que puedo hacerlo todo sola, también he visto que no hay nada como estar acompañado cuando sientes que tienes que compartir algo. Sobretodo si es algo un poco malo...
Hacer las cosas sola está bien , pero cuando no te queda más remedio es una mierda. Aunque seas capaz de hacerlo.

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