jueves, 28 de diciembre de 2006



Su composición química sencilla (solo carbono) y sobre todo, su elevada temperatura de cristalización hacen posible que los diamantes de calidad gema carezcan frecuentemente de grandes defectos internos (ausencia de inclusiones). Esto permite hacer una graduación muy rigurosa de los defectos menores que se presentan, adjudicando unos grados de calidad en función de la importancia de los mismos, cosa díficil de llevar a efecto en otras piedras preciosas.



A los diamantes hay que pulirlos, que si no luego se abandonan.

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