Estamos sufriendo una de esas etapas horribles que parece que no se termina nunca. Ahí está, día tras día avanzando en la asquerosidad. Y lo peor es que se avecina la Navidad. Uf.
Cada uno se toma la vida como buenamente puede y yo ahora me la estoy tomando de la peor manera, y lo sé. Me asaltan dudas de todo, dudo de todo y de todos, sin distinción. Dudo hasta de mi misma. Supongo que todo viene junto, como en un pack.
Lo único que me apetece es quedarme en casa y ver pelis, y no lo hago. Uno porque no puedo, y segundo porque cuando tengo el momento, por alguna extraña razón, no lo hago.
Hoy no pienso hacer nada, no voy a estudiar ni a moverme de mi sofá. Me quedaré aquí hasta que me vaya a dar una vuelta con mi Loli, el perro que se reconoce en el espejo.
Por fin he conseguido el nuevo cd de mi Ivan Ferreiro (la víctima número 1 de la Universalización); no he podido escucharlo todavía porque por algún motivo que desconozco se ha perdido dentro de mi ipod. Mañana, tal vez.