Cada día reafirmo ese dicho que dice que "mejor solo que mal acompañado". Cada día lo veo mejor y más claro.
No tengo por qué aguantar a seres que no me gustan, caras que no quiero ver, voces que no quiero escuchar ni historias que no me interesan. Con los míos, mi vida interior y conmigo misma me sobro. Ayer me dijeron que seguro que aprendía algo de ellas... y eso me hizo pensar. Seguro que sí, no lo dudo, porque lo que sí es cierto es que de todo se aprende, pero por ahora no estoy yo por la labor de investigar lo que pueda ser. Si me tienen que enseñar algo en esta vida, este no es el momento.
- El otro día fui al cine...
- ¿Qué viste?
- La nueva del Woody Allen...
(Silencio)
- Ah, no sé cuál es.
Seguro que habrá quien piense que soy una clasista que me creo más que ellas y una intransigente. Puede ser. Pero aún me gustaría descubrir qué es lo que hace que las vea tan lejanas a mi. Quizá no es que las vea, quizá están lejos, no lo sé.
Nunca habían oído hablar de Casablanca, no saben cómo es una gabardina, ni quién era Vidal Sasson, ni Twiggy, ni si minusvalía va con b o con v, nombran a un diseñador llamado Ips San Lauren, no tienen ni idea de quién es Manolo Blanhik y nunca han visto una película de Marlon Brando. No digo que sean mejores o peores que yo, solo que no tienen nada que ver conmigo.
Pero ya lo voy aceptando poco a poco. Y de todas formas, creo que con 4 que me caen bien ya es suficiente.
Quien quiera que le monte su mesa de Navidad que me lo diga, que yo encantada.
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