Cambios, cambios, más cambios y más cambios todavía.
Los cambios son odiosos.
Traslados, distancia, traslados, más distancia...., en fin, una mierda.
No me gusta escribir en estos días en los que estoy así porque parece que sea la portadora de la nube negra más grande de la Tierra, y no es así. Sólo es que tengo unos días de demasiado estrés y con notícias nada esperanzadoras en lo que al bienestar laboral se refiere.
Y me agobio.