Hoy es mi cumpleaños, para todo aquél que no lo sepa... que supongo que serán poquitos. Hoy cumplo 25 años y estoy impresionada, parece que esto de repetirlo durante todos los días a lo largo de un mes no ha hecho el efecto esperado, que era el de quitarle importancia e impresión. Mi día ha empezado con felicitaciones, y espero que acabe igual. Nada más salir de la cama he mirado por la ventana a ver qué día se me ofrecía en mi cumpleaños y, para mi desgracia, no he visto que haga mucho sol. Casi siempre llueve en mi cumpleaños, casi siempre hay nubes... La verdad es que me gustaría que hubiera un sol radiante que me inyectase ganas de hacer cosas, pero tengo que aceptar que es lo que tiene cumplir años en pleno invierno.
Mi madre dice que nací a las 12,15 de la mañana, así que para ella aún no los tengo; a mi me da igual, YA ES MI CUMPLEAÑOS Y ESTOY IMPRESIONADA.
Tengo que agradecer a todo el mundo que ha entendido mi nerviosismo, mi inquietud y pesadez por la llegada de este día. A todos los que ayer me felicitásteis de todas las maneras posibles. A mi madre, que es de lo más bonito (y que no leerá esto, pero algún día lo sabrá) que se empeñó y agobió por hacerme un regalo especial, que siempre me dice que soy yo la que la hago mayor, que me abraza cada dos por tres para sentir a su niña que ya no lo es tanto... Bueno eso, que tenía que dedicarle este día a mi madre porque gracias a ella estoy aquí, escribiendo esto el día de mi cumpleaños a las 10,21 de la mañana.
La foto, que es buenísima, soy yo hace algo así como unos 17 años. Yo estaba muy contenta porque iba a actuar en el festival de fin de curso. Mi papel era super esencial en la obra que trataba de la vida en la calle... y... ¿qué es una calle sin una papelera? Y ahí estaba yo, con mi vestido de papelera de cartulina (las papeleras antiguas, os acordáis?), super orgullosa.
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