jueves, 1 de diciembre de 2005

Mi día

Voy a explicar mi día:
Me he levantado a las 8, tenía bastante sueño pero lo he llevado más o menos bien gracias a la ilusión de que mañana es mi día de fiesta. Después de ducharme y desyunar he salido de casa (un poquito antes de lo normal porque por la radio han dicho que la línea azul estaba parada temporalmente, y por si acaso...). Al final he llegado perfectamente, sin incidencias en el metro. A las 9,25 ya estaba en la cocina con mi café con leche de la máquina (que es de gratis). Cuando ha llegado mi hora, he bajado para empezar mi maravillosa jornada de 5 horas de trabajo.
Ha sigo un día bastante agobiante en la tienda. Ya hay un montón de gente que se ha dejado influir por las luces de Navidad, y que piensan que si no compran ya no quedará nada para entonces. Menuda tontería, pero bueno. Entre eso y que han faltado tres personas que se han puesto malas, pues me he estresado.
La verdad es que hoy es un día especial. Después de 4 semanas en la tienda sin tener a nadie en mi lista de gente a la que odio, hoy, por fin, ya la tengo. Sí, es una chica, para variar. La odio. Pertenece a ese grupo de personas que ya comenté una vez, esos que no saludan, los "mediocres por naturaleza". Hemos tenido nuestro primer enfrentamiento esta mañana... No ha sido muy grave porque he sabido controlarme y, haciendo uso de mi experiencia en este tema, he asentido con la cabeza y pronunciado un "muy bien" tan dulce que hasta me he dado grima. Y así será siempre. Tiene que serlo.
Así que nada, el odio se va a quedar en este blog y en los oídos de todo aquél que me rodee y quiera escucharme. Por lo tanto, tenéis que entenderme si me cago más de lo normal en alguien, o si rayo infinitamente con "mis problemas". Esta es la reproducción del momento:

La tienda llena de gente, yo sola, la mesa de jerséis vacía y una pelota gigante de ropa (donde están, entre otros, todos los jerséis de la mesa), la susodicha por la tienda mariposeando, y yo en caja.
-Laura, hoy solo estás tú en la planta. Ponte a perfilar la mesa de los jerséis y luego el resto de la tienda.
-Muy bien...
Me acerco a la mesa y empiezo a doblar jerséis como una descosida mientras lucho contra mil manos que me arrebatan la ropa de las manos mientras me desdoblan lo demás. Pasan 10 minutos y... Vuelve a aparecer.
-Laura, deberías hacerlo más rápido, que estás sola en la planta y hay que hacer más cosas. No te puedes pasar una hora doblando jerseis.
En este momento, en mi cabeza pasan muchas, muchas cosas. "Pedazo de zorra, que coño estás diciendo"; "No es humanamente posible hacerlo más rápido"; "No puedo hacer el trabajo de 4 personas, hago solo el de una, el mío"; "Vete a tomar por el culo, imbécil y planchate el pelo"; "¿Sabes qué te digo? que me piro"; etc...
Pero no. Le he dicho:
- Muy bien...
Y he seguido haciendo lo mío como si no me hubiera dicho nada.
No ha vuelto a decirme nada más.


Llegada la hora de irme, he dicho "que me voy" y me he ido. Y cuál ha sido mi sorpresa cuando ya arriba, en el árbol de Navidad de la cocina había 80 regalitos con nuestros nombres escritos en un papel. Maaas bonitooo. He cogido el mío (una difícil tarea, la verdad).

Mi regalo de sorpresa




Por la tarde tenía hora con ginecólogo. He comido nachos con queso y un pizza bagel :x muy rápido y he emprendido mi camino hacia plaza molina. He sabido llegar bien (ueueueue!), no ha sido demasiado difícil. Nos ha tocado super prontito (iba con mi madre), pero dentro hemos estado mil horas debido a la interesante conversación que han mantenido el médico y mi madre.
Pero bueno, todo bien, exceptuando que he vuelto a hacer el ridículo otra vez en mi vida. Aunque este es un tema que ya contaré personalmente.

Todo esto con un poco de mal humor y con unas ganas de llegar a mi casa que me moría.

Una vez en el hogar, feliz y con frío, me he puesto el pijama y... hasta ahora.
Ese ha sido mi día más o menos.


Mi balance del día es:
Podía haber sido mejor.


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