Después de tantas dudas sobre si ir o no ir a la cena, creo que al final hice lo mejor que podía hacer. Me hubiera arrepentido un montón de no haber ido, lo sé. Durante toda la tarde estuve dándolde vueltas a alguna excusa para poder escaquearme, pero no encontré ninguna, y al final decidí que lo mejor era ir y enfrentarme a las cosas.
Y estas son las mejores noches, esas por las que no apuestas nada. No sé, estoy contenta. Me divertí mucho y, sobretodo, me reí un montón. Conocí mejor a la gente con la que me paso gran parte de las horas de mi día, y bueno, que guay.
Para variar, yo de ultra modelo (atención a mi mano... como siempre. ¿Por qué será?)
Aunque no lo parezca estamos posando. Soy la prueba viviente de que el alcohol cosigue lo que no consigue nadie.
0 comentarios:
Publicar un comentario