Estoy muy cansada, mucho... Ya ha pasado mi segundo día... pero qué lento, ¿no? Se me pasan las horas lentamente, una a una, no tengo esas sorpresas agradables que te da el reloj cuando lo miras y ves que, de pronto, han pasado 2 horas.
Dos días, sólo han pasado dos días y me queda toda una semana de levantarme a las 6 de la mañana... Uf... Yo no soy de hacer eso. Esta mañana a las 7,30 en el metro, pensaba que me moría, que no podría salir del vagón. Que, para empezar, ya ni me he sentado porque si no es que fijo que me quedo. Vaya una mierda esto de madrugar.
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