Hoy he vuelto a la vida... la vida de la gente normal... bueno, de alguna gente... Da igual, el caso es que hoy ha sido mi primer día de trabajo... Después de 4 meses he vuelto al mundo laboral... Al mundo de las perchas, de la ropa, de los probadores, de las cajas, de las alarmas, del almacén, de los turnos de comer, del dolor de pies, del dolor de espalda, de las reposiciones, de la gente estúpida... He vuelto a estar perdida en una tienda sin saber por dónde tirar, a sentirme como la nueva, a sentir que me miran, que hablan de mi, de la nueva... Sí, sí... he vuelto.
Estoy cansada, tengo mucho sueño, pero estoy contenta. Estoy contentaaaaaaa.
Volver podría haberme sentado peor, podría haberme sentido una extraña (más extraña, porque un poco extraña si me he sentido), podría haber estado incómoda todo el día, haberme ido llorando de la tienda, gritar que quiero ver a mi madre, desmayarme... No sé, un montón de cosas malas, pero no. No me ha pasado nada de eso. He vuelto y con ello han vuelto recuerdos que no me apetecía recordar, sensaciones que creía olvidadas... y que, a pesar de no gustarme, me han hecho sentir viva. Parece mentira.
Adiós al sofá, adiós a la tele, adiós al dormir trece horas al día, adiós al dar vueltas por el centro sin rumbo, adiós al mal humor (ejem... bueno...), adiós al aburrimiento, adiós a la apatía... Aiss...
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Quiero aprovechar este momento para descargar parte de lo que llevo guardando desde hace.. eso, 4 meses. Sé que no va a llegar a ningún lugar, que se quedará aquí, en mi blog, porque quien debería leerlo no lo hará, pero no me importa. Este es mi momento.
Existe gente en este mundo que da asco, es ese tipo de gente que es mejor nunca cruzarse. Hay que esquivarlas... aunque antes hay que saber quiénes son... Yo ya lo sé. He aprendido mucho.
Los que me conocéis ya sabéis que es fácil que diga que odio a alguien y que luego pocas veces es verdad... En este caso no. En este caso siento un grande y profundo odio hacia tres personas. Y las odio simplemente porque hicieron que me diera cuenta de que la vida te engaña, de que lo que tú crees que vives es una mentira y de que nadie es lo que parece. Porque hicieron que perdiera la capacidad de confiar en la gente. Y yo, ahora, lo único que les deseo es lo peor del mundo, deseo que un día aquellas personas por las que un día creyeron ser queridas les den una patada tan grande como la que un día dieron ellas. Y se caigan, se caigan de lo más alto para poder hacerse el mayor daño.
No quiero parecer malvada, así que confesaré que también siento pena. Siento pena por una persona, una garrulilla ida a más, que nunca entendió nada y que se dejó llevar por vanales halagos que, como garrula, la hacían sentor especial. Me das pena. Porque nunca podrás ser feliz. No siempre será así.
Creo que me siento mejor. Sí.
De todas maneras quiero agradecerles algo a las cuatro. Gracias por enseñarme cómo no quiero ser. Por demostrarme que existe gente como vosotras, porque ya nunca nadie más me pillará desprevenida.
Gracias chicas!!! Esto es para vosotras:
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