martes, 29 de abril de 2008


Hace muchos años, se instaló una idea en mi cabeza. Es algo absurdo y, hasta hace bien poco, siempre pensé que era algo que me ocurría por la facilidad que tengo de hacerme increíbles películas internas, y que debía ser la única persona a la que le ocurría eso. Si más no, en el grado en el que a mi me ocurre.
El caso es que muchas (muchísimas) veces, tengo la sensación de estar viviendo una película. Algo preparado de antemano por algo o alguien que, desde su casa, ha escrito un guión que yo sigo sin dificultad porque el mundo entero es cómplice.
Sí, The Truman Show (Shuman Trow). No soy original. Y está claro que esto me pasa desde que vi esta película, obvio.
Imagino que ahora muchos pensaréis que a vosotros también os pasa, y me diréis que es algo que le ocurre a mucha gente y tal...
Pues... podríais habérmelo dicho antes...
Esta tarde, estaba yo en la única clase interesante de todo este año (4000 euros por 4 horas semanales es genial) y he vuelto a sentir esta sensación. Se hablaba sobre la amistad, sobre las personas y sobre cómo actuamos con determinado tipo de gente. Sobre cómo nos comportamos cuando nos sentimos la víctima más grande del mundo. Sobre cómo despreciamos a los demás cuando creemos que nuestra desgracia es la más desgraciada. Sobre cómo nos fallan las personas que creíamos más cerca y sobre cómo deja de importarnos esto al conocer lo que es el verdadero dolor.
Está claro que no existe un mundo paralelo al mío. Y está claro que no soy Jim Carrey (gracias a Dios). Pero a veces, cuando pasan estas cosas, la vida cobra un sentido diferente. Es como cuando escuchas una canción y crees que la han escrito para ti, que nunca nadie podría haber descrito tan bien cómo te sientes. Una especie de purificación extraña.

A veces necesitas que alguien te abra los ojos y nadie dice que no pueda ser tu profesora de comunicación.

sábado, 19 de abril de 2008




Me he cansado de ser fuerte. De hacerme la fuerte.
Ya no doy para más.

jueves, 17 de abril de 2008

Incorporarse al mundo de nuevo es muy difícil. Me está costando bastante.
Me he replanteado algunas cosas y otras las he tirado directamente a la basura, pero lo que es el día a día lo llevo francamente mal.
Mañana vuelve a ser viernes. Vamos sumando días y semanas. Me parece increíble.

Agradecer es algo que no se nos da muy bien a los seres humanos. A algunos se nos da peor que a otros. También debe depender de las situaciones y del estado de uno, pero por lo general es más complicado agradecer que reprochar.
Hace algún tiempo, y en varias ocasiones, he utilizado este blog para agradecer a ciertas personas el estar a mi lado. Es más fácil hacerlo desde aquí, en mi sofá.
Podríamos llamarlo debilidad. Supongo.
Así que bueno, gracias.
Gracias por las llamadas, los mensajes y las conversaciones sin sentido.
Gracias por intentar despejar mi cabeza, por esas miradas y por esos abrazos.

martes, 15 de abril de 2008


En mi barrio hoy es el día de tirar los trastos viejos. Se dejan en la calle y unos hombres en una furgoneta se los llevan a algún lugar; no sé dónde, pero debe ser un lugar muy grande porque siempre tienen muchas cosas que recoger.
Nosotras todavía no hemos tirado nada, supongo que antes de tirar habrá que pensar, aclarar y ordenar. Y eso aún está por hacer.
Parece ser que mi bici (Inés) seguirá teniendo un techo donde resguardarse, por lo menos durante un tiempo. Eso está bien.

En Barcelona hace frío, no me gusta. Queda una semana para que mis pies se liberen y no me da la gana que eso se estropee. Ya hay demasiadas cosas que están impidiendo mi avance, no quiero sumar esa a la lista.

He decidido volver a escribir en el blog, necesito recomponer mi vida anterior de alguna manera, y supongo que esta es una de esas pequeñas cosas.