martes, 25 de septiembre de 2007

Mi primer día.
Levantarse a las 6 de la mañana después de una noche de mierda es horrible. Alguna extraña razón ha hecho que me haya pasado la noche soñando cosas muy raras. Algo así como que estaba en una guerra y tenía que luchar contra seres que no recuerdo.
Cualquier otra noche, el despertarme y ver que sólo son las 2,3o me causaría cierta felicidad, pero anoche no. Anoche parecía que las horas estaban aliadas con mi sueño sin sentido.
Así que bueno, como podéis imaginar, no he dormido una mierda. A pesar de las valerianas y de todos los intentos por calmar mi mente y dejarla en blanco.
Deben ser los nervios del primer día.
A pesar del sueño y el cansancio, a las 5,40 ya estaba despierta y procurando no darme demasiada cuenta de la hora.
Me he vestido y realizado makeos varios, he preparado el desayuno, mi piña cortadita en un táper, los guisantes para la comida, la botella de agua, mi agenda, mi nuevo estuche y me he ido en busca de mi bici.
El sueño o que a esas horas todavía es de noche, no me han dejado ver que había unas nubes negras y amenazantes en el cielo, por lo que he emprendido mi camino con la alegría que da el ipod y las calles sin abarrotar.
He llegado a trabajar y he visto el cielo y a un gran número de personas con sus paraguas bien recogidos en sus fundas. Ellos se han despertado más tarde... o han mirado por la ventana...
Como ya no había remedio y, por lo visto, demasiada gente ha tocado mi amuleto de la suerte, me he resignado a seguir mi camino hacia el reencuentro con mi portero.
Sin comentarios.
La mañana ha pasado sin emoción alguna. Lo único, el tic de mi ojo que lleva dándome la lata desde ayer.
Llegadas las dos, he subido como una exhalación a la cocina, he calentado mi táper y, mientras pensaba en la miseria de gusantes que me estaba comiendo, alguien que disfrutaba de su enorme bocadillo de pechuga de pollo ha dicho: -Está lloviendo.
Genial.
Genial.
Genial.
A tomar por culo la bici y a tomar por culo todo. Al bus de cabeza, y volando.
No hay cosa peor que coger el 7 en el Paseo de Gracia, un día de lluvia a las 2,15 del mediodía (habrá cosas peores, lo sé, pero es mi dramatismo).
Una de las muchas cosas que odio de los transportes públicos es la facilidad que tiene una de encontrarse a gente conocida y no deseada. Y así ha sido, cuando sólo llevaba una parada, SÓLO UNA, me he encontrado a una de mis compis del cole. Perfecto.
Nos hemos bajado en nuestra parada y ya no llovía, diluviaba.
Apunte: yo sigo yendo con mis chanclas por la vida, haga el tiempo que haga. Resistiré.
Si no me he metido el talego de mi vida ha sido gracias a algo que no conozco pero a lo que estoy muy agradecida, no lo habría superado.
Ya en el bar, a resguardo de las inclemencias de este tiempo traidor, me he reunido con parte de mis compis... Me han informado de lo que se dijo en la presentación a la que no pude ir y estudiado mi estilismo elegido para hoy.
DOS BUENAS NOTICIAS:
-Los viernes salgo a las 17h.
-Miércoles si, miércoles no, tengo fiesta. Por lo que si coincide con mi día de fiesta del curro, festival.

Alegre por la notícia, he seguido con los encuentros varios en la puerta de la escuela hasta que ha llegado la hora de entrar.
Primera clase:
COMUNICACIÓN.
Material: un chandal, calcetines y una esterilla/toalla para tumbarse en el suelo.
Este jueves estreno. Ya os contaré.
Segunda clase:
GESTIÓN DE EMPRESA.
Tostón al canto.

Inés seguía aparcada en el Paseo de Gracia, por lo que he acudido a su rescate con el miedo en el cuerpo por el chaparrón inminente.

Y ahora, después de esta parrafada inspirada y 4 valerianas, me voy a dormir.

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