Barcelona está de fiesta. Que si conciertos gratis, que si celebraciones varias, que si piromusical... en fin, de fiesta.
En mi casa también ha habido fiesta.
Es el cumpleaños de mi madre y, teniendo en cuenta cómo están las cosas, era importante una celebración.
El otro día fue el cumple del Juan y no lo celebramos. No por ningún motivo especial, espiritual, depresivo o fuera de lo normal, simplemente porque él nunca ha celebrado su cumpleaños. Así como tampoco la Navidad, fin de año o todas esas festividades que tanto gustan a la gente feliz.

Yo sé que en su interior lo celebró.
Pero bueno, eso son cosas mías...

Lo que son las dos caras de la moneda... Hoy alguien en este mundo cumple 101 añitos.



Mañana empieza todo de nuevo, días y días interminables y cansancio crónico.
Ya os contaré qué tal me va mi primer día de cole.
No es que no me apetezca, es que estoy desanimada, llevo así unos días. Imagino que tarde o temprano se me pasará, y si no, será la rutina la que se encargue de hacer que me olvide del desánimo.
Me compré una agenda el otro día. He superado ya laagendarecicladaquellevocomprandodesdehacediezaños, y me he hecho con una de señorita.


Y para mi vuelta al cole quiero estas: