Hoy, como lleva siendo habitual de un tiempo a esta parte, no he tenido un buen día.
Ir a trabajar el primer día de la Semana Santa (para los afortunados) ha sido lo peor que me podía pasar, pero ahí estaba yo. Con mi cara como mi madre me trajo al mundo, con mi falda tejana, basiquísima, mis vans negras, y el jersei más chungo que tengo en el armario. Con esta guisa me he pasado 6 horas en la mierda de la tienda.
Tan "especial" era mi estilismo de hoy, que la gente tenía que mirarme dos veces para reconocerme, y no ha habido persona que no haya hecho un comentario sobre la pinta que llevaba.
El colmo ha sido cuando, mientras reponía los accesorios, esquivando a la gente sedienta de pendientes, zapatos, chanclas y bolsos, el chico de seguridad ha venido y por la espalda me ha cogido del brazo diciendo: -Perdona... Me he girado y a la que me ha visto la cara me dice: -Cóño! Si eres tú!
Pues sí, me había confundido con una ladrona de accesorios, una de las muchas marujas que caminan por la tienda hora tras hora en busca de la mejor manera de esconder el botín. Joder, qué fuerte.
Y el tío va y me dice que si me habían obligado esta mañana a ponerme ese jersey... QUE SI ME HABÍAN OBLIGADO A PONERME EL JERSEY!!!! Que como nunca iba vestida así y llevaba mil horas entre los muebles, se había pensado que estaba robando mientras me espiaba por la cámara.
Increíble.
Ir a trabajar el primer día de la Semana Santa (para los afortunados) ha sido lo peor que me podía pasar, pero ahí estaba yo. Con mi cara como mi madre me trajo al mundo, con mi falda tejana, basiquísima, mis vans negras, y el jersei más chungo que tengo en el armario. Con esta guisa me he pasado 6 horas en la mierda de la tienda.
Tan "especial" era mi estilismo de hoy, que la gente tenía que mirarme dos veces para reconocerme, y no ha habido persona que no haya hecho un comentario sobre la pinta que llevaba.
El colmo ha sido cuando, mientras reponía los accesorios, esquivando a la gente sedienta de pendientes, zapatos, chanclas y bolsos, el chico de seguridad ha venido y por la espalda me ha cogido del brazo diciendo: -Perdona... Me he girado y a la que me ha visto la cara me dice: -Cóño! Si eres tú!
Pues sí, me había confundido con una ladrona de accesorios, una de las muchas marujas que caminan por la tienda hora tras hora en busca de la mejor manera de esconder el botín. Joder, qué fuerte.
Y el tío va y me dice que si me habían obligado esta mañana a ponerme ese jersey... QUE SI ME HABÍAN OBLIGADO A PONERME EL JERSEY!!!! Que como nunca iba vestida así y llevaba mil horas entre los muebles, se había pensado que estaba robando mientras me espiaba por la cámara.
Increíble.
Este es mi jersey... Vaya, tampoco es para tanto, ¿no?
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