domingo, 4 de febrero de 2007


No conozco a nadie más obsesivo que el Juan. Cuando se le ocurre algo y ve que nos gusta... ya la has cagado... tenemos ese algo hasta aburrirlo.
Ahora llevamos una temporada con las pastitas de la Farga. Todos los domingos aparece en la nevera un paquete con tocinillos de cielo, pastitas de crema, trufas, o cualquier bomba azucarada.
Hoy es domingo, así que... pastitas para después de comer. Lo cierto es que nunca me apetecen, siempre me como una y digo que despues comeré más, y es mi mami la que acaba con todo. Pero hoy, por lo visto, mi madre está como más receptiva al mundo dominguil y para hacer más apetecible esto de la repostería me ha traído un vino dulce. Así que aquí nos tienes a las dos con el vino dulce y las pastas. Como dos abuelas.
Con esto sólo quería comentar lo fácil que es hacer feliz a alguien. Aunque sólo sea un momentito.

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