lunes, 5 de febrero de 2007



El verano pasado tuvo una planta. Un poto, la típica.
Sólo tenía un rabito que llegaba al suelo. Pero era verde, que era lo que a él le gustaba.

Pasaron los días y la planta se secó.

- Se me ha muerto la planta- le dijo. - Esto es un mal presagio.
-No digas tonterías. La planta se ha muerto porque tenía la tierra seca y falta de minerales.-le contestó ella.


Después de unos meses él volvió a decirle:
-¿Recuerdas lo que te dije este verano cuando se me murió la planta?
-Sí, claro que me acuerdo.-murmuró ella.

...


-Tenía razón.




-He pensado que quiero tener otra planta.



Al día siguiente ella se presentó con un pequeño poto.
-Y... dónde lo ponemos?-le preguntó ella.

-En el mismo sitio que la otra, ¿no?
-Muy bien. Pero tienes acordarte de regarla, eh?

-Me acordaré.


-Me gusta tener una planta.

(...)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

@-'-;---