Nos pasamos la vida esperando. Esperamos, esperamos y esperamos. Normalmente la espera nunca tiene su recompensa y seguimos esperando. Porque es que somos así de estúpidos. Vemos que no, pero aún así volvemos a caer en lo mismo.
Esperas que el día sea un buen día.
Esperas que el trabajo sea lo más llevadero posible.
Esperas que las clases no sean un palo.
Esperas no tener que aguantar a indeseables.
Esperas que tu bocadillo no se haya vuelto chicle.
Esperas que te hagan caso.
Esperas que alguien quiera escucharte.
Esperas que oigan tus gritos en silencio.
Esperas no agobiar a nadie.
Esperas no sentirte el ser más solo del mundo.
Esperas no despertar pena.
Esperas que te hablen.
Esperas que te quieran.
Esperas llegar a casa.
Esperas, esperas y esperas en casa.
Esperas mientras hablan por teléfono.
Esperas un algo.
Pero ese algo no llega.
Así que paso de esperar.



Y me siento egoísta.
Y nadie ve que todo es una cortina de humo.