sábado, 6 de enero de 2007


Los Reyes se olvidaron ayer de pasar por mi casa. No sé qué les habrá pasado... O a lo mejor es que no me he portado demasiado bien este año... que también puede ser, y ni carbón me han dejado.


Dios le da pan a quien no tiene dientes, dicen... y yo me lo creo. Mucho.

Bueno. Se terminó todo. Mañana las calles de Barcelona volverán a tener ese gris anaranjado característico, nada de luces, nada de árboles luminosos, nada de rojos y verdes, nada de nada.
Mañana vuelve todo a la normalidad. Y empieza el verdadero final. Me da miedo.
Pero no quería escribir algo triste, aunque lo esté. Porque se supone que hoy es un día alegre, de família, de paseos con un amor, de ilusión por un estreno, de ir al cine, de disfrutar de los tuyos, de reír, de soñar, de compartir.
Así que nada más.



Gracias, Edu.

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