Cuando era pequeña el día de hoy era el más feliz de todo el año.
A eso de las 4 de la tarde mi madre nos cogía a mi hermana y a mi con nuestros abrigos más calentitos y nos íbamos al puerto en el metro. Era la ilusión más grande porque seríamos las primeras en ver llegar a los Reyes Magos. Nos colocábamos detrás de las vallas mirando al mar, esperando ver llegar las luces del barco real.
Llegábamos como 2 horas antes al puerto para poder coger un sitio privilegiado, eso era la guerra. Una guerra entre niñas y madres de distintas clases. Uno de los años emprendimos una cruzada contra los abrigos de vison y las niñas con diadema de terciopelo. Venían, hablaban con el segurata de la valla y pasaban directamente al otro lado, sin empujones ni incomodidades... claro... ellos eran más importantes. Así que a mi madre se le acabó la paciencia y, con su facilidad de palabra característica en momentos de tensión, amotinó a las clases medias de detrás de la valla y al grito de al suelo! conseguimos derribar la barrera amarilla, uniendo a los niños frente a los Reyes Magos.
Y ese año pude ver a los Reyes como una niña rica.
Después de ver su llegada, nunca nos quedábamos a escuchar lo que decían porque salíamos corriendo hacia el párking donde tenían los super coches de época que los llevarían a sus carrozas. Era el momento más emocionante. Persecución a Sus Majestades por el subsuelo como las fans más enloquecidas.
Y para terminar... lluvia de caramelos.
Una vez en casa, preparábamos el baño con agua para los camellos y el platito con turrones y mazapán para los reyes y...a dormir, que si te pillaban despierta no dejaban regalitos.
Ese era mi día de hoy hace ya unos años... Ais.
Feliz día de reyes a todos.
A eso de las 4 de la tarde mi madre nos cogía a mi hermana y a mi con nuestros abrigos más calentitos y nos íbamos al puerto en el metro. Era la ilusión más grande porque seríamos las primeras en ver llegar a los Reyes Magos. Nos colocábamos detrás de las vallas mirando al mar, esperando ver llegar las luces del barco real.
Llegábamos como 2 horas antes al puerto para poder coger un sitio privilegiado, eso era la guerra. Una guerra entre niñas y madres de distintas clases. Uno de los años emprendimos una cruzada contra los abrigos de vison y las niñas con diadema de terciopelo. Venían, hablaban con el segurata de la valla y pasaban directamente al otro lado, sin empujones ni incomodidades... claro... ellos eran más importantes. Así que a mi madre se le acabó la paciencia y, con su facilidad de palabra característica en momentos de tensión, amotinó a las clases medias de detrás de la valla y al grito de al suelo! conseguimos derribar la barrera amarilla, uniendo a los niños frente a los Reyes Magos.
Y ese año pude ver a los Reyes como una niña rica.
Después de ver su llegada, nunca nos quedábamos a escuchar lo que decían porque salíamos corriendo hacia el párking donde tenían los super coches de época que los llevarían a sus carrozas. Era el momento más emocionante. Persecución a Sus Majestades por el subsuelo como las fans más enloquecidas.
Y para terminar... lluvia de caramelos.
Una vez en casa, preparábamos el baño con agua para los camellos y el platito con turrones y mazapán para los reyes y...a dormir, que si te pillaban despierta no dejaban regalitos.
Ese era mi día de hoy hace ya unos años... Ais.
Feliz día de reyes a todos.
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