viernes, 22 de diciembre de 2006


Pues nada aquí estoy, desterrada a la mesa del comedor. Están mis tíos en casa, se quedarán hasta el 30 o así, me parece. Cuando era pequeña pensaba que llegaría algún día en que no me parecerían absurdas las conversaciones que se tienen en casos como el que vivo ahora mismo. Pero no. Me siguen pareciendo absurdas, pero hoy las agradadezco bastante, a ella la va bien, parece como que se olvida o que le quita como cierta importancia, no sé. Prefiero no ser yo el único apoyo que tiene, es bueno para las dos.

Sigo sin muérdago.


Quiero esconderme en una cueva y no salir.

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