miércoles, 18 de enero de 2006


A ver... después de algunos comentarios sobre el texto que escribí titulado "Las hienas de la ciudad", creo que ha llegado el momento de deciros a todos una cosa: nadie que se haya sentido aludido por lo escrito es realmente la persona a la que iba dirigido. Así que, porfavor, dejad de pensar cosas raras si no tenéis motivo.
Aunque esto me ha hecho ver una cosa: nadie está tranquilo en la vida. Y eso me reconforta, la verdad (aunque suene mal); no me siento tan sola.

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